08 de febrero de 2021
Tus padres tienen una relación muy estrecha con el mundo de la música, ¿jugaron un papel importante a la hora de encontrar tu vocación?
Sí. Mis padres aman la música y crecí en un ambiente musical. Mi padre tocaba en cualquier ocasión festiva y mi madre lo hacía con él. Mi padre tocaba el laúd y el violín y mi madre tocaba pequeños instrumentos de percusión. Por supuesto, mi camino en la música empieza gracias a mis padres.
Desde que nací tuve una exposición altísima a la música. Y, además, ellos siguen apoyándome hasta este momento. Para explicar mi carrera musical es fundamental el papel que tuvieron mis padres cuando yo era pequeño.
Como palestino, ¿qué dificultades has encontrado para desarrollar tu carrera en Israel?
Es muy complejo porque hay demasiadas dimensiones. La más obvia es la situación política, creo que la música está muy politizada. Además, los recursos para los artistas palestinos son prácticamente inexistentes, el apoyo también es muy pequeño. También está el hecho de que estamos aislados de nuestra tierra natal.
¿Qué efecto ha tenido esto en tu desarrollo personal y musical?
Yo diría que no es un efecto directo, pero, por supuesto, cada artista tiene que encontrar la mejor atmósfera posible para crear música.
Desde que soy profesional he estado viajando alrededor del mundo y me he encontrado con distintos públicos. Tengo la audiencia árabe-palestina, la audiencia europea… En algún punto, cuando yo estoy en Palestina me hago preguntas sobre mis públicos, mis recursos, mis posibilidades para actuar… Y la verdad es que aquí las posibilidades son muy limitadas. Parte de mi decisión de vivir en el extranjero tiene que ver con tener una mejor atmosfera para crecer como músico.
El laúd es un instrumento profundamente integrado en la cultura árabe y palestina, ¿qué significa este vínculo tradicional para ti?
No solo en la tradición árabe, sino que también podemos encontrarlo en otras culturas: en Turquía, en Irán y en el norte de África.
Es un instrumento realmente histórico, tiene el apodo de ‘el rey de los instrumentos’ y esto me da mucha responsabilidad con el instrumento y con la música.
Este vínculo es un sentimiento, la historia tradicional, el peso del instrumento… tú formas parte de todo ello, yo soy parte de ello, parte de su música, por eso siento que tengo una gran responsabilidad.
¿Cómo es la evolución desde la base tradicional del laúd hasta las composiciones actuales?
Lo que yo intento hacer es ver la tradición y tratar de extenderla. Yo no toco música tradicional, hago la música como creo que debe ser tocada o como mi voz siente que debe cantarla.
Para mí es muy importante siempre tener una conexión entre lo tradicional y lo “contemporáneo”. Quizás la palabra contemporáneo es un poco confusa porque puede parecer algo raro o diferente, pero no es así. Yo intento hacer música que pueda llegar a todo el mundo, que sea accesible, que la gente disfrute al escucharla.
¿Qué opinas de las nuevas formas de música, crees que pueden acercar la música tradicional a los jóvenes?
Creo que la música “antigua” no es la elección natural de los jóvenes a la hora de escuchar música. Hoy en día con Internet, Youtube, Spotify, hay demasiada música y demasiada información que la juventud absorbe y creo que para mí, como artista, es muy importante ser accesible a la juventud.
Creo que la música que intento llevar y acercar a la juventud proviene de la tradición del laúd y de la música clásica tradicional árabe, a la vez que intento permanecer en contacto con la música árabe alternativa y la música comercial porque mi audiencia también escucha música comercial, como es natural.
Llegar a los jóvenes como audiencia a través de la música no es una tarea fácil, pero creo que una vez que has tenido un encuentro con los jóvenes, en un concierto mío por ejemplo y nos divertimos, ya no encuentran mi música extraña.
Como artista palestino, ¿Cuál es la diferencia entre trabajar en el extranjero y trabajar en tu tierranatal?
Hay dos tipos de audiencia, para mí es muy importante acercar la música a los jóvenes para que forme parte de la escena palestina y acercar también la música a la audiencia europea. Para ser honesto, entiendo que para la audiencia europea, ésta no es la música habitual que suele escuchar.
Es muy importante para mí acompañar mi voz con el laúd integrado en la escena palestina. Me gusta contemplar mi música como una extensión de mi tradición y origen. No quiero ser un artista que llegue a Europa y cambie de estilo musical. En Europa, por ejemplo, hay una gran variedad de música procedente de diversos orígenes y diferentes niveles.
Desde mi criterio, mi tradición musical y los nuevos encuentros musicales, he tenido la oportunidad de conocer a músicos de distintos niveles y siempre llego a la conclusión de que puedo crear algo nuevo con ellos, pero mi tradición y origen están siempre muy presentes.
¿Cuál es la reacción del público y la interacción que tienen contigo al saber que eres palestino?
La reacción es realmente buena y positiva. Afortunadamente, mi audiencia disfruta mi música, lo que me hace muy feliz.
Culturalmente, soy palestino y me gusta que las cosas sean un poco diferentes. Intento mantener al margen mi nacionalidad y mi origen al ser una cuestión un poco delicada.
No me gusta que me califiquen como “artista palestino” porque quiero que la gente me juzgue por mi música y no por mi origen o mi país de procedencia.
La cultura siempre ha sido una palanca para los movimientos políticos y sociales; ¿cree usted que su música y la de otros artistas palestinos puede ser de ayuda para construir puentes entre las civilizaciones y los pueblos?
La occidentalización ya forma parte de la cultura árabe desde hace muchos años. Así que, de cierto modo, la cultura árabe recorrió una larga distancia hacia el oeste. No estoy acusando a Occidente de nada, pero para decirlo de otro modo, los puentes están ahí, sólo tenemos que cruzarlos.
Fuente: Embajada del Estado de Palestina en Argentina