Nacido en 1908 en el seno de una prestigiosa familia tradicional de Jerusalén, su padre fue alcalde de la Ciudad Santa en el período de 1918 a 1920. Huseini, también conocido como Abd al-Qadir, fue uno de los miembros fundadores del Congreso de Musulmanes Educados, un movimiento nacionalista árabe de lucha contra las políticas inglesas discriminatorias. También fue miembro y Secretario General del Partido Árabe de Palestina. Sin embargo, su rol más importante lo ejerció como uno de los principales caudillos militares y dirigentes nacionalistas palestinos en las primeras revueltas en contra del Mandato Británico en Palestina, en la década de los años 30, en el marco de la denominada Gran Revuelta Árabe.
Tras varios años de exilio, Huseini retornó a Palestina en 1947, para liderar la resistencia al colonialismo inglés y los objetivos sionistas de ocupar Palestina. Fungió como comandante de la resistencia en la zona de Jerusalén y asumió el cargo de Jefe de Al Jihad Al-Muqaddas durante la primera guerra árabe-israelí de 1948.
El 6 de abril, Abd al-Qadir llegó a la ciudad de Jerusalén y se unió a sus soldados para recuperar al-kastal, ubicada al oeste de la ciudad, luego de que fuera ocupada por las fuerzas sionistas. Finalmente, a la edad de 40 años, tras participar de la lucha desigual entre palestinos y facciones sionistas, fue abatido el 8 de abril de 1948 en la Batalla de Kastal, aldea árabe en las cercanías de Jerusalén, a manos de la Haganah, el primer grupo terrorista sionista creado incluso antes que el Estado de Israel.
Al día siguiente de su martirio, el diario “Palestina” publicaba en primera plana la noticia de su paso a la eternidad bajo el titular “El final más sagrado para la vida más brillante con el martirio de Abd al-Qadir al- Husseini, el líder de la yihad general”.
Faisal Darraj en un artículo titulado “Abdul Qadir al-Husseini, el intelectual diferente” publicado por la revista Palestina Papers en el verano de 2013, afirmó que “Jerusalén no ha visto un funeral de tal magnitud y majestuosidad como el funeral del mártir Abdul Qadir. La gente caminó en el funeral con respeto, lealtad y reconocimiento al mártir representante de la patria y el pueblo”.
Al-Husseini fue enterrado cerca de la tumba de su padre en Bab al-Hadid, y fue llamado “El héroe del Kastal”. Fue a la batalla sin prestar atención a los cálculos de victoria o derrota, siempre motivado por el destino de Jerusalén, no el suyo. Dijo a sus compañeros cuando regresaba de Damasco a Jerusalén: “En cuanto a mí, voy a Kastal a morir allí, antes de que vea el fruto de la negligencia y la confabulación”.