16 de noviembre de 2020
¿Podrías contarnos un poco acerca de ti?
Soy una pintora palestina. En 1948 mis abuelos fueron expulsados forzosamente hacia la Franja de Gaza, donde nací y crecí.
A mis 14 años experimenté la tercera guerra en Gaza y empecé a pintar durante los 51 días que duró la incursión militar.
¿Cómo empecé? Mi tío, un reconocido pintor palestino tuvo influencia en mí, no obstante fueron los sentimientos de temor, ansiedad y terror los que me llevaron a refugiarme en la pintura como una forma de soportar días sin electricidad y a la espera de que todo termine.
El momento que empecé a pintar olvidé lo que pasaba en el exterior, y me enfoqué en pintar y producir más.
Luego, tras estudiar un poco acerca de arte, me encontré con la “terapia del arte” que explica lo que viví y sentí hace 6 años.
Un año después, tras expandir mis conocimientos y crear con diferentes técnicas de pintura, llevé a cabo mi primera exhibición de arte en la Franja de Gaza.
Dado que por la guerra ése año Gaza obtuvo cobertura mediática internacional, mis obras atrajeron el interés por parte de medios que quisieron exponer también el lado social de los palestinos, y no únicamente el político.
Ello ayudó a que más personas me conozcan y a captar la atención de personas en Europa, Estados Unidos; y también a tener más exhibiciones.
A día de hoy he mostrado mis obras en al menos 60 muestras de arte.
¿Cuál consideras es la importancia del arte palestino?
Tiene una influencia muy grande. Por ejemplo, tras la guerra de 2014 la importación de lienzos no estaba permitida en Gaza. Eso duró un tiempo considerable. Esto se debe a que el arte es poderoso, realmente representa a las voces palestinas y su lucha.
Cualquier palestino viviendo en cualquier lugar tiene una lucha diferente.
Diría que muchos artistas palestinos están comprometidos con la causa palestina. Eso hace que su trabajo sea muy potente.
Como artista considero muy importante este compromiso ya que puedo mostrar mi propia lucha y la de quienes han perdido la vida y han sido asesinados durante las guerras y los ataques.
Hay muchas obras de artistas palestinos que fueron censuradas en Europa justamente por considerarlas “hostiles” hacia la ocupación israelí. Por ejemplo una muestra del pintor Sliman Mansour fue forzada a cerrar.
El arte palestino es muy intimidante para Israel dada la influencia que tiene a nivel mundial.
Muchos turistas y extranjeros tienen una preconcepción de los palestinos como terroristas y de Israel como una democracia perfecta, y una vez conocen mi historia y mi arte, cambian su opinión.
Es por eso que nuestra cultura es muy importante para nosotros palestinos, tiene mucha influencia.
¿Cómo se conecta tu arte con el proceso de liberación del pueblo palestino?
Como artista siempre trato de mostrar el lado humano de la vida de los palestinos, mostrar que somos más que estadísticas. Tras la última guerra en Gaza todo alrededor eran números, cifras del número de muertos, número de personas que perdieron sus casas…todo eran números.
A través de mi arte yo quiero mostrar el aspecto humano de nosotros como individuos con derecho a viajar, a tener a acceso a electricidad… sobre todo me enfoco en Gaza.
He pintado sobre la escasez de electricidad, la ausencia de libertad, sobre las personas asesinadas y sus historias.
No sé si es una forma de liberar a Palestina, pero es una forma de iluminar a personas que fueron educadas para creer que Israel es la única democracia en la región. Trato de enseñar la verdadera cara de los palestinos a través de nuestras historias.
Nuestra liberación empieza por crear conciencia sobre lo que está pasando en Palestina, porque mientras más gente nos apoye, más presión hay sobre Israel.
¿Podrías hablarnos un poco acerca de la situación de las artes en Gaza y el resto de Palestina?
Somos conocidos por ser cuna de artistas famosos. Durante los últimos 15-20 años, y sobre todo con el bloqueo sobre Gaza, hemos experimentado un fuerte surgimientos de artistas en varios ámbitos.
Creo que las personas han empezado a usar el arte como una forma de expresarse, especialmente tras tres guerras y la cobertura mediática que ello ha traído.
No obstante, ser artista es difícil ya que no tenemos una cultura de consumo de arte. Incluso para mi padre es difícil concebir la idea de comprar una obra de arte y es algo que debe cambiar. Por eso muchos artistas subsisten con otra fuente de trabajo.
Existe mucho arte siendo producido desde Palestina, pero no existe una retribución hacia los artistas.
Palestina tiene gran riqueza artística, existen galerías y otras muestras de arte en Ramallah y Belén, además, muchos palestinos muestran su arte en diferentes lugares del mundo.
Es una fortuna el hecho de que las piezas de arte tengan mayor libertad de movimiento aunque los artistas palestinos no.
Actualmente vives en Estambul. ¿Cómo crees que contribuyes a la lucha palestina a pesar de la distancia?
Es una pregunta interesante ya que inicialmente pensé que iba a pasar mis días pintando la Mezquita Azul o la Torre Galata. No obstante, mi compromiso con Palestina y nuestra lucha se mantiene aún fuera de Gaza.
Fue un cambio y una experiencia muy diferente ya que la Franja de Gaza es un espacio tan reducido que todos nos conocemos, mientras tanto aquí todos son desconocidos, ante lo cual he sentido mucha nostalgia a pesar de que en Gaza viví momentos muy difíciles e incluso padecí de depresión. Pero aún fuera no siento que abandoné mi hogar.
Creo que el compromiso es el mismo, pero quizá lo que ha cambiado son los sentimientos. Ahora hay menos tristeza y tensión, siento alivio a pesar de que aún es difícil. Pero el compromiso es el mismo.
Nosotros los palestinos, aún fuera del país, sentimos a Palestina dentro de nosotros.
¿Cuál es tu mensaje para la siguiente generación de pintores palestinos?
Al saber cuánto ha influido mi obra en la visión de muchas personas hacia Palestina, les diría que Palestina debería estar siempre presente en sus pinturas, aun cuando no sea de forma explícita o clara, la lucha palestina debería estar representado de una u otra forma.
Para nosotros los palestinos, el dar nuestro testimonio es un elemento muy poderoso ya que de una u otra forma son historias de lucha, resistencia y en algunos casos también de éxito a pesar de todo lo que hemos vivido.
Diría: “ten a Palestina en tu corazón, habla de ella, cuenta sobre ella y nunca la olvides”.
Fui a Estados Unidos para presentar mi trabajo en una exhibición en algunos museos palestinos y, desafortunadamente, fui testigo de cómo muchos palestinos dan la espalda a su país y no asisten a eventos relacionados con Palestina. Me entristece que seamos una comunidad diasporíca tan numerosa y aun así hayan muchos palestinos que ignoren las dificultades que enfrenta su país… es muy desafortunado.
Fuente: Embajada del Estado de Palestina en Argentina