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Shahed: ‘Apenas tenemos electricidad, ningún niño de Gaza merece vivir en la oscuridad’

“Tenía dos años cuando comenzó el bloqueo en Gaza, ahora tengo 13. He vivido toda mi vida sintiendo su impacto. Es difícil imaginar mi vida sin las implicaciones diarias de una vida bajo bloqueo, sin embargo, aunque nunca he sabido lo que significa tener electricidad todo el día, nunca perderé la esperanza de experimentarlo”. Estas son las palabras de Shahed Shalayel, estudiante refugiada de Palestina de la Escuela B de Al-Zaitoun, en la ciudad de Gaza.

En abril, la central eléctrica de Gaza cerró tras agotar sus reservas de combustible y no poder reponerlas debido a la escasez de fondos. Gaza perdió así 60 megavatios de electricidad, o lo que es lo mismo, el 30% de la energía normalmente disponible en la Franja. Antes de este recorte, la electricidad disponible ya era muy escasa: menos de la mitad de la necesitada (210 MW suministrados en comparación con una demanda de 450 MW).

Shahed ha vivido gran parte de su vida bajo el bloqueo que colapsa su Franja: “me aseguro de hacer todos mis deberes antes de que se vaya el sol, porque no tenemos luz por la noche. Esto significa que tengo que empezar a estudiar nada más llegar a casa de la escuela. Tengo cuatro hermanos y cinco hermanas y tenemos que compartir una lámpara recargable que nos da poca luz, ya que nunca llega a recargarse del todo por tanto apagón”.

Gaza sufre una gravísima crisis crónica de electricidad. En la actualidad recibe un máximo de cuatro horas de luz, seguidas de un corte de electricidad de 12 horas, que interrumpe el funcionamiento normal de las infraestructuras: humanitarias, servicios, salud, educación y los sistemas de agua y alcantarillado, así como las agrícolas, todo ello de un profundo impacto en la vida cotidiana de 1,9 millones de personas en Gaza. Cientos de miles de estudiantes se enfrentan a grandes desafíos. Hacer deberes o estudiar para un examen sumidos en la oscuridad o utilizando fuentes de luz precarias como por ejemplo velas.

Shahed confiesa triste: “la situación es diferente en el cole, donde la electricidad del generador funciona todo el día. A diferencia de la mayoría de las familias en Gaza, la mía puede pagar una fuente alternativa de electricidad. Pero usar un generador, una lámpara recargable o una vela, no son soluciones permanentes o sostenibles. Ningún niño merece vivir en la oscuridad”.

Fuente: Comité Español de la UNRWA