El régimen de Israel persiste en su política de limpieza étnica a cámara lenta. Una de sus fórmulas es la demolición de hogares palestinos, una práctica que vulnera las leyes internacionales y deja graves huellas psicológicas a los afectados.
Desde 1967, se estima que el régimen de Israel ha derribado cerca de 30.000 estructuras en la Palestina ocupada.
Organizaciones advierten de las graves consecuencias psicológicas que trae consigo el arrasamiento de hogares. Los niños son los más afectados, manifestando señales post-traumáticas tales como estrés, depresión y ansiedad.
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Fuente: Mussaab Bashir, HispanTV / 24 de junio de 2013