Jerusalén se quedó con el impueto de diciembre, dinero que le debe girar a la Autoridad Nacional Palestina. Esta práctica es denunciada habitualmente ya que se trata de una forma más de ahogamiento y castigo.
Ahmad al Hilou, director de Impuestos, Aduanas e IVA, dijo a la agencia palestina Maan, que el dinero era esperado el pasado jueves pero “está retenido aún debido a una decisión política”.
Según los acuerdos de París de 1995, Israel recauda para la ANP los impuestos de trabajadores palestinos en su territorio y otras tasas por la entrada de productos a Cisjordania y Gaza.
Se trata de unos 100 millones de dólares que sirven para financiar el aparato burocrático de la ANP, pero que se han convertido nuevamente en una herramienta política de presión en manos de Israel.
La última vez que Israel interrumpió el traspaso del dinero fue en diciembre -los impuestos del mes anterior- a raíz del reconocimiento de Palestina por la Asamblea General de la ONU, aunque finalmente lo transfirió en enero para que pudiera pagar una parte de los sueldos.
Los impuestos de diciembre debían haber sido entregados a principios de año, y aun queda pendiente la suma correspondiente a enero, informó la agencia de noticias EFE.
Tras haber resuelto en principio la “factura” de diciembre, una delegación de la ANP tiene previsto reunirse con funcionarios israelíes de Finanzas el próximo día 28 para abordar la suma de enero, y a la espera de que Israel traspase todo lo adeudado, dijo Al Hilou.
La arbitrariedad israelí en las transferencias puso contra las cuerdas a la administración palestina, que afronta semana tras semana las protestas de miles de funcionarios que no cobran sus sueldos.
Ayer fueron los maestros de Cisjordania los que suspendieron las clases en protesta por el retraso en el pago de sus salarios y se espera que durante esta semana se les sumen los de los servicios de médicos y salud.
Según la fuente, los funcionarios no ven satisfechos el pago de sus pagos de forma completa desde hace cinco meses, en parte también a la difícil crisis que afronta la ANP por la reducción en las donaciones internacionales tras la presión ejercida, fundamentalmente, por Estados Unidos e Israel.