El joven Mohammed Al Quarra, de 17 años de edad, se fue esta mañana, como todas, a trabajar en la parcela de tierra familiar en Khan Younis, cerca de la frontera con los territorios ocupados de Israel. Estaba recogiendo verdura junto a su hermano y dos primos cuando, a las 5:45 A.M., unos soldados israelíes le han disparado sin previo aviso. Ha recibido un impacto de bala en la pierna derecha y otro en el codo izquierdo.
La parcela de la familia Al Quarra se encuentra a 700 metros de la frontera, en un área sobre la que Israel ha impuesto unilateralmente una zona de seguridad de 300 metros dentro del territorio de Gaza. Antes del tiroteo no había mediado provocación alguna del lado palestino ni aviso previo de la parte israelí. Simplemente, los miembros del ejército de ocupación decidieron hacer recordar su presencia y su impunidad. Hoy le ha tocado a Mohammad.
Después de haberlo herido han seguido disparando ráfagas, de forma que la ambulancia no ha podido acceder al lugar donde se encontraba el chico. Los familiares han tenido que trasladar a Mohammad hasta la ambulancia: en total, un kilómetro y medio.
Gracias a Maher Alaa y a Rosa Schiano he tenido la oportunidad de visitar a Mohammad en el hospital de Khan Younis, donde ha sido intervenido de urgencia. Estaba sedado y sólo movía la cabeza de un lado a otro y los dedos de la mano izquierda. Su padre, el señor Sudqui Al Quarra, nos ha mostrado las radiografías previas a la operación y también las posteriores. La herida de la pierna no parece revestir gravedad, pero el disparo en el codo sí ha sido más efectivo: se lo han arrancado por completo.
El padre de Mohammad nos explicó que los frutos de esa parcela son los únicos ingresos para los diez miembros de su familia y por tanto no tienen otra opción que seguir cultivándola a pesar de los ataques continuos del ejército israelí.
El señor Al Quarra nos ha contado, con cierta amargura en su rostro, que Mohammad estuvo ayer en la Universidad de Gaza para decidir las distintas opciones de carrera que podía cursar. Ahora todo eso queda en un segundo planto. La recuperación de sus heridas será muy lenta y todavía no se sabe qué tipo de limitación le quedará en el brazo izquierdo. Después volverá a la parcela a seguir trabajando para mantener a la familia, esperando mejor fortuna en los siguientes ataques del ejército sionista.
Mientras esto ocurre, la Unión Europea estudia ampliar el Acuerdo de Asociación con Israel. Este acuerdo fue firmado en 1995 y entró en vigor cinco años más tarde. Supone la condición de socio preferencial de la entidad sionista en su acceso a los mercados de la Unión Europea, convirtiéndose esta en el mayor socio israelí.
Esta acuerdo iba a ser renovado en las fechas –diciembre de 2008 y enero de 2009- en las que Israel asesinó a más de 1.500 personas en Gaza –más de 400 de ellas niños y niñas-. La presión popular obligó a paralizar esta renovación. Desde entonces, la sociedad civil presiona para que este ignominioso acuerdo sea cancelado. Lejos de eso, el pasado 24 de julio la Unión Europea reconoció que está llevando a cabo negociaciones para incrementar sus relaciones con “la única democracia de Oriente Medio”.
Manu Pineda es miembro de la Asociación Unadikum