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Un nuevo informe de las ONG israelíes y palestinas que se ocupan de los derechos humanos muestra que Israel no está cumpliendo las condiciones pactadas en un acuerdo para poner fin a una huelga de hambre masiva hace casi dos meses. Tres palestinos siguen en huelga, uno de ellos en peligro de muerte.
Alimentados a base de mentiras, unos 1.550 prisioneros palestinos pusieron fin a su huelga de hambre colectiva hace casi ocho semanas. El final se acordó a cambio de una serie de medidas para mejorar sus condiciones, prometidas por Israel. Sin embargo, un nuevo informe publicado recientemente por Médicos por los Derechos Humanos, Al-Haq, Adalah, Addameer y otras organizaciones no gubernamentales muestra que el Estado hizo caso omiso de las promesas más importantes con las cuales se comprometió.
La huelga de hambre, que comenzó El Día de los Prisioneros tenía como objetivo desafiar las difíciles medidas adoptadas por Israel en 2011 contra los presos con el fin de promover la liberación de Gilad Shalit. Mientras que Shalit fue puesto en libertad en un intercambio de prisioneros, las condiciones en las cárceles israelíes siguen siendo las mismas, lo que llevó a la lucha de los presos. La huelga también era para mostrar solidaridad con varios detenidos administrativos que han estado en huelga durante períodos más largos, exigiendo que Israel ponga fin a las detenciones draconianas sin cargos ni juicio. El acuerdo alcanzado el 15 de mayo entre el Estado y los líderes de la huelga iba a comenzar un proceso mediante el cual los reclusos recuperarían sus derechos, en cambio, pocos pasos fueron tomados realmente por Israel en esa dirección desde entonces.
El fin del confinamiento solitario, sin cambio en las condiciones
Según el informe de las ONG, el Servicio de Prisiones de Israel mantuvo las medidas del acuerdo liberando a 18 dirigentes políticos del régimen de aislamiento, donde algunos de ellos estaban desde hacía años simplemente por haber sido reconocidos como líderes, y los devolvió a celdas comunes. Sólo Dirar Abu-Sisi, secuestrado por Israel en Ucrania, permanece aislado, al igual que varios reclusos que han sido condenados a confinamiento solitario debido a su comportamiento en la cárcel, y que no fueron incluidos en el acuerdo.
Sin embargo, otras partes del acuerdo no se han cumplido en la misma medida. Una de las más importantes era la exigencia de restablecer las visitas de las familias de la Franja de Gaza, que se suspendieron en 2007. Según el informe, se establecía que las visitas se reanudarían en el plazo de un mes, pero los presos aún no han visto a ninguno de sus seres queridos. Una situación similar afecta a varios presos de Cisjordania, cuyas familias tienen prohibido entrar en Israel, otro problema no resuelto todavía por las autoridades. El portavoz del servicio penitenciario ha dicho en respuesta que la coordinación de las visitas de las familias es un proceso complejo, que incluye la participación del ejército, del Shin Bet, la policía y el CICR, y que un comité conjunto debe terminar en breve su trabajo sobre el asunto. Una fuente del servicio penitenciario declaró también a esta publicación que el trabajo del comité se retrasó debido a la reciente escalada en la frontera entre Israel y Gaza.
Otras razones de la huelga incluían el impedimento de educación superior dentro de las cárceles solamente para los presos palestinos, periódicas búsquedas violentas, y la falta de atención médica suficiente. El servicio penitenciario niega que la reanudación de acceso a los cursos de la Open University fuera parte del acuerdo, y afirma que la política no está a punto de cambiar. Una petición de los reclusos sobre este tema está pendiente ante el Tribunal Superior de Justicia.
Aún quedan detenidos sin cargos ni juicio
Una parte importante del informe se refiere a la cuestión de los detenidos administrativos. Las ONG condenan enérgicamente la detención de Hassan Safadi, quien estuvo en huelga durante 71 días y se le prometió la liberación para el 29 de junio, y ahora se encuentra una vez más en huelga de hambre debido a una nueva orden de detención dictada contra él. Safadi ha estado en prisión desde el 30 de junio 2011, y vio su detención prolongada en dos ocasiones con la amplia acusación de ser “una amenaza a la seguridad regional” -una decisión aprobada por el Tribunal Superior-. Ahora se encuentra en el decimocuarto día de una renovada huelga de hambre.
Mientras tanto, el detenido administrativo Thaer Halahleh fue puesto en libertad según lo prometido, después de 77 días de huelga de hambre, y otros cuatro veteranos huelguistas de hambre esperan a ser liberados dentro de dos meses, incluido el mediocampista Mahmoud Sarsak, del equipo nacional palestino de futbol, en huelga desde hace más de 90 días. Los cuatro tienen la esperanza de que Israel mantenga su palabra y no prolongue sus órdenes de detención más allá, al menos no sin cargos o un juicio adecuado.
Las ONG también advierten de que Israel no parece haber reconsiderado su extendida política de detenciones administrativas, que también violan las promesas hechas en el acuerdo. Las organizaciones no gubernamentales recomendaron la intervención de la UE para poner fin a esta política draconiana.
PHR también menciona que tres palestinos todavía están en huelga de hambre en la cárcel. Akram Rikhawi está ahora en su día 86 de huelga de hambre y los médicos temen por su vida. Rikhawi fue arrestado en 2004, condenado a nueve años (por cargos no mencionados por PHR, y que tampoco se encuentran en ningún sitio de internet), y ahora se encuentra protestando contra la decisión de un comité del servicio penitenciario de no acortarle un año de su condena, debido a su asma crónica, diabetes y osteoporosis.
Otros dos reclusos en huelga son Safadi y Sammer Al-Burq, un detenido administrativo ahora en su día 46 de huelga de hambre. El IPS dice que los tres están siendo atendidos en la sala de medicina, y en ocasiones trasladados para recibir tratamiento en hospitales civiles. PHR hace un llamamiento a las autoridades penitenciarias para que traslade a los tres a un hospital civil hasta el final de su huelga del hambre.