Vivir preso de un miedo constante. Desde que te levantas hasta que te acuestas. Y hasta cuando duermes. Esta angustia es la que viven numerosos palestinos de Hebrón temerosos de que los militares y colonos israelíes les acosen. Lo peor es que a menudo afecta directamente a su salud mental, denuncia Médicos Sin Fronteras.
Fuente: Lainformacion.com
Fue “aterrador”. Irrumpieron de repente en la tienda. La llenaron de gente y cerraron la puerta.
Ibtisam Jaber asegura en un testimonio recogido por Médicos Sin Fronteras (MSF), que los agentes llevaron una cámara de vídeo, pero sólo grabaron lo que les interesaba. Asegura que las imágenes no recogen cómo un colono le gritó y agredió.
“Sentí que iba a morir”, recuerda. Estaba embarazada de dos meses y medio. Perdió al bebé que esperaba y está convencida de que fue a causa de la agresión.
Esta madre de seis hijos y habitante de Hebrón (Cisjordania) es uno de los ejemplos que pone la organización humanitaria y médica para mostrar que el conflicto entre Israel y Palestina afecta también a la salud mental de sus habitantes.
“Me gustan mucho los niños, así que me afectó mucho. Durante dos meses no pude sentir las piernas”, recuerda en un breve documental realizado para MSF por Julia Kourafa y Juan Carlos Tomasi.
Preocupados por la salud mental de los palestinos
Un estudio realizado entre las dos intifadas por un centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Gaza desveló que ya entonces un 10,6% de los adultos desórdenes mentales, entre los que destacaba la ansiedad.
Las sensaciones continuadas de angustia pueden transformarse en problemas digestivos, nerviosos, musculares o cardíacos. Pero también provoca desde irritabilidad, trastornos de ansiedad, miedo o estrés a insomnio o depresión. Así lo confirma Médicos Sin Fronteras, que trabaja en los Territorios Ocupados Palestinos desde 1989, aunque hasta el año 2000 (año de la segunda intifada) no se desplegó en Cisjordania.
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados en Palestina (UNRWA) aseguraba en 2011 que los refugiados en esa región se han enfrentado desde el año 2000 a “sucesivos estresores externos como la continua violación de derechos humanos, exposición a violencia administrativa y física además de una creciente pobreza crónica y la pérdida de autoridad” (PDF).
El organismo de Naciones Unidas constataba que “en este estado de frustración, presión económica y falta de ayuda, han aumentado los informes de depresión, violencia en las escuelas, comunidades y hogares”.
Vivir angustiado afecta directamente a la salud mental
Pero el asesinato a principios de 2011 de cinco miembros de una familia de colonos en un asentamiento israelí a pocos kilómetros de Nablús supuso un momento que marcó un nuevo aumento de las tensiones, según Médicos Sin Fronteras:
“Se observó un claro aumento de las acciones de los colonos contra civiles palestinos, que alcanzaron su cota máxima en septiembre de 2011”, asegura la ONG médico-humanitaria en un reciente comunicado.
Um Wael es ama de casa y madre de siete hijos. Cuenta que se vio forzada a poner rejas en las ventanas de su casa después de la oleada de violencia y ataques de colonos:
“Al principio nos sentíamos como en una cárcel, pero ahora creemos que es importante para nuestra seguridad. No podemos olvidar el día que lanzaron una piedra a la habitación donde estaba mi hija. Por suerte, sólo le golpeó la espalda”.
Las amenazas y el miedo constante no sólo no permiten que las familias trabajen y vivan con normalidad. El temor a ser agredidos es continuo, asegura MSF.
Nacer con el miedo en el cuerpo
Manuel Francisco Morantes es psicólogo clínico colombiano. Ha trabajado durante los últimos nueve meses en el proyecto de MSF en Hebrón con familias palestinas.
“Las [familias] que viven cerca o lindando con asentamientos de colonos, a menudo sufren acosos y ataques por parte de estos últimos, lo que les hace estar en un estado de hipervigilancia y sospecha constante”.
Hace tan solo unos días, el pasado 29 de junio, un pequeño de 9 años llamado Abd se atrevió a pasar por un callejón cercano a la zona de vigilancia de la policía fronteriza israelí.
La ONG de esa misma nacionalidad B’Tselem ha denunciado la dura agresión que sufrió el pequeño gracias a un vídeo que ha escandalizado a la Red y te contamos en lainformacion.com.
“La elevada frecuencia de incidentes violentos en estas zonas les ha llevado a estar alerta todo el tiempo [a los palestinos]”, explica el psicólogo Morantes. “Muchos de mis pacientes han descrito esta experiencia como ‘vivir presa de un miedo constante cada día de tu vida, no puedes cambiarlo’”.
Morantes cuenta que ha atendido a niños de entre 10 y 15 años que han sido arrestados e interrogados, acusados de lanzar piedras a los colonos o a los soldados.
“Algunas veces las detenciones son bastante violentas”, lamenta. “Todo el proceso desde el momento del arresto, pasando por los interrogatorios y el tiempo de detención, puede ser una experiencia muy traumática”.