El medio millón de palestinos refugiados en Siria permanece al margen del conflicto que desangra ese país de Oriente Medio, aseguró a Efe el colombiano Felipe Sánchez, representante del órgano de la ONU que presta ayuda a esta población.
Fuente: Agencia EFE
“En Siria hay unos 475.000 refugiados que afortunadamente no se han visto envueltos hasta ahora en esa vorágine de violencia”, declaró en entrevista el representante de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Medio (UNRWA, por sus siglas en inglés)
“Pero si las condiciones cambian, se produciría una situación bastante complicada, por las consecuencias que puede tener para los vecinos”, advirtió Sánchez, quien estos días realiza una gira por Latinoamérica.
La ONU aspira a que países con un protagonismo político y económico emergente como Brasil, Argentina y Chile se impliquen más directamente en la búsqueda de una solución al conflicto en Oriente Medio.
Actualmente, hay 5 millones de refugiados palestinos, de los cuales 1,5 millones viven en campos distribuidos por Jordania, Siria, Líbano, la franja de Gaza y Cisjordania.
Fuera de Oriente medio, Chile concentra la mayor colectividad de origen palestino, con 350.000 personas, según datos de la propia ONU.
La UNRWA, fundada en 1949, poco después de la primera guerra que expulsó a los palestinos del territorio en el que vivían, es la única agencia de Naciones Unidas dedicada exclusivamente a abordar la situación de un grupo étnico o nación en conflicto.
Esta agencia también presta servicios a las personas desplazadas por el conflicto árabe-israelí de 1967 y otras guerras posteriores en la zona.
“El problema de los refugiados evidencia una falla de lo político; el proceso de paz se ha ido posponiendo y esto nos preocupa mucho, especialmente porque en el último período no hay señales de progreso, sino de estancamiento”, explica Sánchez, a cargo de la UNRWA en la Margen Occidental.
“En Gaza hay un millón y medio de personas que habitan en una franja de 40 kilómetros de largo por 5 de ancho, con una de las densidades demográficas más altas del mundo y que viven un régimen de bloqueo que la comunidad internacional considera ilegal”, explica.
“El 70 por ciento de esa población sufre un gran estrés, el estrés de la violencia, el de la falta de oportunidades económicas, el de estar desconectada del resto de Palestina y del mundo”, denuncia.
Seis de cada diez refugiados palestinos que viven en Gaza son jóvenes sin perspectivas de futuro. En ese colectivo “florecen ideologías alternativas que les resultan atractivas, porque les dan una identidad, una seguridad, con las consecuencias que eso trae”, señala el funcionario de la UNRWA.
“Si el tema de los refugiados no se coloca rápidamente sobre la mesa, podemos entrar en un ciclo de inestabilidad”, advierte el responsable.
En la UNRWA trabajan 31.000 personas (30.000 de ellos, palestinos) que con un presupuesto de 655 millones de dólares proveen a los refugiados servicios vitales como educación, salud y asistencia humanitaria.
Su principal objetivo es “contribuir a aliviar el sufrimiento, a la espera de que se encuentre una solución justa”, pero a diferencia de ACNUR (al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados), la UNRWA no puede ofrecerles reconocimiento ni protección jurídica, porque los palestinos no pertenecen a ningún Estado.
Los refugiados palestinos constituyen un tercio de la población refugiada del mundo. Más de la mitad de ellos son niños menores de 15 años, cuyos padres y abuelos nacieron en campos de refugiados, explica la profesora Karma Nabulsi, investigadora en Ciencias Políticas que reside en el Reino Unido.
Medio siglo después, aún viven en los mismos campos a la espera de una solución al conflicto por parte de la comunidad internacional, señala Nabulsi en un documento publicado en el sitio web mundoarabe.org
Pero “el mandato de la UNRWA -puntualiza Sánchez- no es solucionar el problema de los refugiados, sino que se limita a ayudarles en tanto las partes alcanzan una solución justa y duradera”, algo que reconoce que todavía está muy lejano.