La limpieza étnica contra los palestinos continúa. Entrevista Illan Pappé

Está reescribiendo el pasado de los palestinos, ya que considera que, además de reprimir a los palestinos, el sionismo ha destruido un gran potencial durante años. El historiador Ilan Pappe (Haifa, Israel, 1954) se define como un sionista fallido. Y es que entrar en las entrañas del sionismo le resultó un viaje doloroso. Fue el primer historiador que estudió la guerra de 1948 y denunció la “limpieza étnica” contra los palestinos. Los sucesos de ese año provocaron un éxodo continuado, hasta el punto de que actualmente hay más de siete millones de palestinos en el exilio. En 1948, 726.000 ciudadanos tuvieron que huir de sus casas, o fueron expulsados, y centenares fueron asesinados. Los israelíes quemaron 414 aldeas y se apropiaron de los bienes de los palestinos. En 1952, tras la aprobación por el Parlamento israelí de la ley de ciudadanía, el nuevo estado denegó la ciudadanía a los palestinos y, en 1967, con la ocupación de Gaza y Cisjordania, la situación se agravó, con nuevos éxodos. El día de la Nakba (‘desastre’, en árabe) es una jornada reivindicativa para los palestinos, tanto en los territorios ocupados como en el exilio, que salen a la calle para exigir responsabilidades a Israel por las matanzas y una solución al conflicto, así como el derecho a volver a sus casas y a decidir su futuro como pueblo. Pappe fue obligado a renunciar a su cátedra de la Universidad de Haifa por defender al boicot a Israel. Desde entonces, estudia desde la distancia, en la Universidad de Exeter, los vaivenes de la política israelí. En vísperas del sexagésimo cuarto aniversario de la nakba, juzga necesario impulsar una “reconstrucción humana”.

La entrevista la realizó en Jerusalén Ane Irazabal.

El 15 de mayo los palestinos recordaron la Nakba. El punto más doloroso del conflicto es el derecho al retorno de los refugiados, un tema que va más allá del conflicto político.

 

Estoy de acuerdo. El derecho al retorno no es negociable, ya que es un derecho moral imprescindible. No es un tema político debatible. Pero Israel no lo quiere reconocer, ya que eso le dejaría desnudo. Por un lado, teme perder la mayoría demográfica judía y eso lo considera un suicidio. La esencia del sionismo dice que el estado judío no puede prosperar sin una mayoría judía. Además de eso, el reconocimiento del derecho al retorno implicaría inevitablemente reconocer también los crímenes contra los palestinos.

 

En sus palabras, “la nakba no acabó en la guerra de 1948”. ¿Qué quiere decir?

 

Tras la guerra de 1967, Israel inició una nakba burocrática. Para proseguir la limpieza, los tecnócratas recuperaron reglamentos de las épocas otomana y británica, sin que eso llamara la atención de los media occidentales. La limpieza étnica contra los palestinos continúa también en 2012. Los métodos son distintos, según el lugar. En el sur de Israel, en el desierto del Néguev (an-Naqab), empujan a los beduinos hacia las ciudades. Ese proceso implica la destrucción de las aldeas de los beduinos palestinos. En el norte, en cambio, aplican un intenso proceso de judaización. Los centros urbanos palestinos carecen de permisos de crecimiento y se utilizan sus tierras para construir colonias judías. En Jerusalén, los palestinos sufren una limpieza étnica de dos caras. Por un lado, la expropiación de tierras, para extender las colonias judías. Por el otro, se impone a los palestinos normas municipales para expulsarlos de sus casas. Las nuevas leyes asfixian a los palestinos de las ciudades y muchos se marchan a Cisjordania o al extranjero. Esa limpieza étnica ha afectado a más de 200.000 palestinos.

 

El fundamento de su trabajo es reescribir el pasado del conflicto de Palestina. ¿Cuál es la base de esa narración?

 

Debemos humanizar la historia. En el desastre no sólo mataron a palestinos y destruyeron pueblos. El sionismo destruyó un gran potencial. No estamos hablando de números y estadísticas. El sionismo ha tenido éxito a la hora de definir como un conflicto complejo un proceso de colonización que fue muy simple. Al reconstruir la historia de Palestina es muy importante recuperar los recuerdos de las personas mayores. Los historiadores tenemos la responsabilidad de recoger los relatos orales. El papel de los recuerdos es imprescindible para reconstruir la historia de Palestina.

 

Mientras Israel está celebrando el sexagésimo cuarto aniversario de su independencia, los palestinos recuerdan su desastre. Es evidente que parece imposible que los dos pueblos puedan seguir el mismo camino. ¿Qué significa la justicia en ese contexto?

 

En este conflicto, la justicia significa recular, no imponer venganza. La historia de la independencia de Israel es la historia del colonizador y tanto las víctimas como la comunidad internacional jamás la aceptarán moralmente. La liberación de las víctimas no vendrá del acoso. Deben reconocerse a todos los mismos derechos.

 

Pero el primer ministro, Benjamin Netanyahu, se aferra al miedo a la desaparición, año tras año, para justificar su política. 

 

El miedo es muy importante entre los judíos para construir un discurso colectivo. Desde el estamento superior se alimenta la sensación de pánico con el objetivo de ocultar la existencia violenta de Israel.

 

Israel proclama que es un “estado maduro”, pero lo que muestra es distinto. Cada vez es más agresivo con las voces críticas. ¿Por qué?

 

La libertad de expresión ha decaído terriblemente. Hace diez años era posible oír relatos diferentes. Ahora es casi imposible. La razón es que, durante largo tiempo, ha sido capaz de ocultar lo que ha hecho a los palestinos, así como su propia esencia racista. Actualmente le resulta imposible. Conocemos mejor el pasado, y la naturaleza colonialista del estado y su política de apartheid son inocultables. Israel carece de medios morales o éticos para hacer frente a las críticas. Por eso aplica políticas salvajes basadas en la fuerza y la represalia. El sistema de apartheid en Sudáfrica sufrió un proceso semejante al final del régimen.

 

Hace veinte años, cuando se iniciaron las negociaciones de paz, la corriente mayoritaria defendió la solución de los dos estados. Es sabido que las negociaciones se han agotado y la vía de los dos estados parece irrealizable…

 

Pero Israel tiene miedo a hacer frente a la realidad. La mayoría de la sociedad no quiere ni oír hablar del tema. Tiene miedo al estado único, por las razones demográficas que he mencionado. Con todo, también temen a los dos estados. Tiene pánico a toda solución política que no garantice el dominio judío sobre las personas y los territorios.

 

Ilan Pappe es un destacado representante del movimiento de la nueva historiografía israelí. Entre sus obras más recientes, pueden leerse en castellano Historia de la Palestina moderna (Akal, 2007) y La limpieza étnica de Palestina (Crítica, 2006).

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