por Chris McGreal, The Guardian
Documentos secretos de la era del apartheid: la primera evidencia oficial de las armas nucleares israelíes
Documentos secretos sudafricanos revelan que Israel ofreció vender ojivas nucleares al régimen del apartheid, suministrando la primera evidencia documental de la posesión de armas nucleares por ese Estado.
Las actas “de máximo secreto” de reuniones entre altos responsables de los dos países en 1975 muestran que el ministro de defensa de Sudáfrica, PW Botha, preguntó por las ojivas y que Shimon Peres, entonces ministro de Defensa de Israel y su actual presidente, respondió ofreciéndolas “en tres tamaños”. Los dos hombres también firmaron un amplio acuerdo sobre los vínculos militares entre los dos países que incluía una cláusula que señalaba que “la existencia misma de este acuerdo” debía mantenerse en secreto.
Los documentos, descubiertos por un académico estadounidense, Sasha Polakow-Suransky, en su investigación para un libro sobre la estrecha relación entre los dos países, suministran evidencia de que Israel posee armas nucleares a pesar de su política de “ambigüedad” que no confirma ni niega su existencia.
Las autoridades israelíes trataron de impedir que el gobierno posterior al apartheid de Sudáfrica desclasificara los documentos a pedido de Polakow-Suransky y las revelaciones constituirán un embarazo, particularmente porque las discusiones de no proliferación nuclear de esta semana en Nueva York se concentran en Oriente Próximo.
También debilitarán los intentos de Israel de sugerir que, aunque posea armas nucleares, es una potencia “responsable” que no abusaría de ellas, mientras que no se puede confiar en países como Irán.
Una portavoz de Peres dijo hoy que el informe carece de fundamento y que “nunca hubo negociaciones” entre los dos países. No comentó sobre la autenticidad de los documentos.
Los documentos sudafricanos muestran que los militares de la era del apartheid querían los misiles como disuasión y para potenciales ataques contra Estados vecinos.
Los documentos muestran que ambas partes se reunieron el 31 de marzo de 1975, escribe Polakow-Suransky en su libro publicado en EE.UU. esta semana: The Unspoken Alliance: Israel’s secret alliance with apartheid South Africa. En las conversaciones, responsables Israelíes “ofrecieron formalmente a Sudáfrica la venta de algunos misiles Jericho con capacidad nuclear en su arsenal”.
Entre los que participaron en la reunión estaba el jefe de estado mayor militar sudafricano, el teniente general RF Armstrong. Inmediatamente redactó un memorando en el cual describió los beneficios de que Sudáfrica obtuviera los misiles Jericho pero sólo si llevaban armas nucleares.
El memorando, marcado “secreto máximo” y con la fecha del mismo día de la reunión con los israelíes, había sido revelado previamente pero su contexto no fue comprendido en su totalidad porque no se sabía que estaba directamente vinculado a la oferta israelí del mismo día y que constituía la base para una solicitud directa a Israel. En él, Armstrong escribe: “Al considerar los méritos de un sistema de armas como el que se está ofreciento, se han hecho algunas suposiciones: a) Que los misiles serán armados con ojivas nucleares fabricadas en la RSA (República de Sudáfrica) o adquiridas en otro sitio.”
Pero Sudáfrica estaba a años de ser capaz de construir armas atómicas. Poco más de dos meses después, el 4 de junio, Peres y Botha se reunieron en Zúrich. Para entonces el proyecto Jericho tenía el nombre de código Chalet.
Las actas de secreto máximo de la reunión registran que: “El ministro Botha expresó interés en una cantidad limitada de unidades de Chalet siempre que esté disponible la carga correcta.” El documento señala a continuación: “El ministro Peres dijo que la carga correcta estaba disponible en tres tamaños. El ministro Botha expresó su aprecio y dijo que pediría asesoramiento.” Se cree que los “tres tamaños” se referían a armas convencionales, químicas y nucleares.
El uso de un eufemismo, la “carga correcta”, refleja la sensibilidad israelí con respecto al tema nuclear y no se habría utilizado si se hubiera referido a armas convencionales. También sólo podía significar ojivas nucleares ya que el memorando de Armstrong deja claro que Sudáfrica estaba interesada en los misiles Jericho sólo como medio para lanzar armas nucleares.
Además, la única carga que los sudafricanos habrían necesitado obtener de Israel era nuclear. Los sudafricanos eran capaces de preparar otras ojivas.
Botha no siguió adelante con el acuerdo, en parte por su coste. Además cualquier acuerdo habría requerido la aprobación final del primer ministro de Israel y no es seguro que se hubiera obtenido.
Sudáfrica terminó por construir sus propias bombas nucleares, aunque posiblemente con ayuda israelí. Pero la colaboración en la tecnología militar sólo se desarrolló durante los años siguientes. Sudáfrica también suministró gran parte del concentrado de uranio que Israel necesitaba para desarrollar sus armas.
Los documentos confirman los informes de un ex comandante naval sudafricano, Dieter Gerhardt, encarcelado en 1983 por espiar para la Unión Soviética. Después de su liberación con el colapso del apartheid, Gerhardt dijo que hubo un acuerdo entre Israel y Sudáfrica llamado Chalet que involucraba una oferta del Estado judío de armar ocho misiles Jericho con “ojivas especiales”. Gerhardt dijo que se trataba de bombas atómicas. Pero hasta ahora no existía una evidencia documental de la oferta.
Algunas semanas antes de que Peres hiciera su oferta de ojivas nucleares a Botha, los dos ministros de Defensa firmaron un acuerdo secreto sobre la alianza militar conocido como Secment. Era tan secreto que incluía una negación de su propia existencia: “Por este medio se acuerda expresamente que la existencia misma de este acuerdo… será secreta y no será dada a conocer por ninguna de las partes”.
El acuerdo también decía que ninguna de las partes podría renunciar a él unilateralmente.
La existencia del programa de armas nucleares de Israel fue revelada por Mordechai Vanunu al Sunday Times en 1986. Suministró fotografías tomadas dentro de la instalación nuclear de Dimona y dio descripciones detalladas de los procesos involucrados en la producción de parte del material nuclear, pero no suministró documentación escrita.
Documentos obtenidos por estudiantes iraníes en la embajada de EE.UU. en Teherán después de la revolución de 1979 revelaron que el Sah expresó interés a Israel por el desarrollo de armas nucleares. Pero los documentos sudafricanos confirman que Israel estaba en condiciones de armar misiles Jericho con ojivas nucleares.
Israel presionó al actual gobierno sudafricano para que no desclasificara documentos obtenidos por Polakow-Suransky. “El ministerio de Defensa israelí trató de bloquear mi acceso al acuerdo Secment sobre la base de que era material confidencial, especialmente la firma y la fecha”, dijo. “A los sudafricanos no parecía preocuparles; borraron unas pocas líneas y me lo entregaron. El gobierno del CNA no está tan preocupado de proteger la ropa sucia de los antiguos aliados del régimen del apartheid.”