Las autoridades israelíes han deportado a Gaza a la presa Hana Shalabi, tras llegar a un acuerdo el jueves pasado con sus abogados por el que puso fin a una huelga de hambre de 43 días a cambio de ser liberada en la franja palestina en vez de en Cisjordania, su lugar de residencia.
El traslado de la presa política palestina Hana Shalabi se ha producido a primera hora de la tarde y no se le permitió antes de ser expulsada a Gaza ver a sus familiares en Cisjordania, territorio al que no podrá regresar durante los próximos tres años.
La prisionera inició su ayuno el pasado 16 de febrero para protestar contra su situación de “detención administrativa”, una figura legal que permite al Ejército israelí arrestar a palestinos indefinidamente sin necesidad de acusarlos formalmente de ningún delito ni informarles sobre el motivo de la detención ni de las pruebas existentes contra ellos.
Shalabi, de 30 años de edad y residente del poblado de Burquin, en el norte de Cisjordania, también protestaba con su huelga contra un trato degradante durante su arresto.
Tras haber pasado 25 meses en prisión sin cargos, la joven fue excarcelada por Israel el pasado noviembre dentro de la operación de canje del soldado israelí Guilad Shalit por más de mil reclusos palestinos.
La huelga de Shalabi sigue a la de Khader Adnan, también en situación de “detención administrativa”, que recuperará la libertad este mes tras alcanzar en marzo un pacto con la Fiscalía militar israelí después de permanecer sin comer 66 días.
El ministro palestino de Asuntos de los Prisioneros, Isa Qaraqe, dijo esta semana que la Autoridad Palestina (ANP) pedirá próximamente a la ONU que fuerce a Israel a poner fin a las “detenciones administrativas”, una situación en la que se encuentran más de trescientos palestinos.
“Esta peligrosa política israelí ha convertido a los prisioneros palestinos en rehenes de los servicios de seguridad israelíes vulnerando la legislación internacional de derechos humanos”, dijo Qaraqe.