Hace años que el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas dictamina que Israel viola el Derecho Humano palestino al agua y a los servicios sanitarios. Entre 2009 y 2011, Israel destruyó 57 cisternas de recogida de agua y 40 pozos cuya existencia es vital para los medio de vida de la población palestina.
Fuente: Red Solidaria Contra La Ocupación de Palestina
http://dai.ly/eojuZX
Documental ‘Palestina: Ocupación gota a gota’
En 2010, la Asamblea General de Naciones Unidas y el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas han emitido resoluciones que, juntas, reafirman “que los gobiernos tienen la responsabilidad primordial para la realización de todos los Derechos Humanos, incluido el derecho al agua y a los servicios sanitarios”.
Sin embargo, las violaciones por parte de Israel del Derecho Humano al agua y a los servicios sanitarios no dejan de aumentar. Entre 2009 y 2011, Israel destruyó 57 cisternas de recogida de agua y 40 pozos cuya existencia es vital para los medio de vida de la población palestina [1]. La destrucción por parte de militares de las infraestructuras de agua palestinas constituye un crimen de guerra a la luz de la cuarta Convención de Ginebra.
Ilustración de Nidal El-Khairy sobre el robo del agua en Palestina
EL consumo medio de agua por hogar palestino conectado con una red es menos de la mitad del mínimo diario recomendado por la Organización Mundial de la Salud [2] y la sexta parte del consumo medio de un hogar israelí [3]. Algunas de las familias más pobres gastan la mitad de sus ingresos en agua.
La obstrucción por parte de Israel al desarrollo de las infraestructuras de agua y servicios sanitarios palestinos ha impedido que los Palestinos pudieran producir cantidades de agua suplementarias acordadas como parte del “proceso de paz de Oslo”[4] y ha conducido a la fuerza los Palestinos a un estado de dependencia, teniendo ellos que comprar agua palestina a la empresa nacional de agua israelí Mekorot. Mekorot corta el suministro a las comunidades palestinas para mantener el servicio de suministro inalterado a las colonias israelíes de Cisjordania.
El muro ilegal israelí que pasa por tierra palestina reconocida a nivel internacional corta los Palestinos de muchas áreas que aportarían unos 90 millones de metros cúbicos suplementarios anuales. [5] Pueden comparar esta cantidad con el suministro de agua actual palestino para Cisjordania, que apenas alcanza los 180 millones de metros cúbicos, incluida el agua comprada a la compañía nacional de agua israelí.[6]
El bloqueo de Gaza impide la entrada de piezas sueltas, de materiales y de la energía necesaria par un funcionamiento cotidiano de las redes de agua y de aguas usadas, y obstruye el desarrollo muy necesario de estos sistemas. La Misión Internacional Independiente sobre el Establecimiento de los Hechos de Naciones Unidas en el conflicto de Gaza dictaminó que Israel apuntó y destruyó intencionalmente pozos, tuberías, instalaciones de agua usadas, cisternas de agua y la principal central eléctrica. [7] Más de 90% del agua producida por los pozos municipales en Gaza son inaptos para el consumo humano. Desde 2005, Israel ha dañado o destruido más de 300 pozos en una “zona tampón” impuesta unilateralmente por Israel dentro del territorio de Gaza.[8] Según la legislación internacional sobre el agua, Gaza tiene derecho a una parte razonable y justa del agua de los acuíferos costeros, incluidas aquellas partes dentro de Israel.
Israel apenas ha empezado de nuevo a permitir proyectos de tratamiento de aguas usadas en los Territorios Palestinos Ocupados. Después de años de retraso, incluido el asesinato de un trabajador, los proyectos en Gaza están siendo implementados desde que Israel detectó aguas residuales no tratadas y parcialmente tratadas en el mar de Gaza, en la planta desalinizadora de Ashkelon (12.5 Km. o 7.8 millas, directamente al norte de Gaza). Durante quince años después de Oslo, Israel obstruyó directamente el desarrollo de instalaciones de tratamiento de aguas usadas en Cisjordania, utilizando primero la burocracia y luego su ejército. Israel pagó a un proveedor 1 millón de shekels en un acuerdo judicial y admitió su responsabilidad al cerrar los militares un proyecto de tratamiento de aguas usadas después de que éste fuera completamente autorizado. Los barrios de ciudadanos palestinos de Israel tienen a menudo unas infraestructuras deficientes para el tratamiento de aguas usadas, a pesar de que pagan los mismos impuestos o más que los demás ciudadanos israelíes. Una cantidad importante de colonias israelíes evacuan aguas usadas sin tratar dentro de las comunidades palestinas… [9]
El régimen israelí de discriminación institucionalizada de los Palestinos en Israel, en Cisjordania y en Gaza constituye un crimen de Apartheid bajo la Convención sobre la Supresión y el Castigo del Crimen de Apartheid. El Tribunal Russel sobre Palestina concluyó durante su sesión más reciente en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, que “la dominación de Israel sobre el pueblo palestino, cual sea su lugar de residencia, colectivamente equivale a un régimen único integrado de Apartheid”. Un informe parlamentario francés reciente condenó las políticas israelíes de retención del agua de los Palestinos y las definió como “Apartheid”.
Se debe considerar las violaciones de Israel en el contexto de la Nakba de 1948, la expulsión y negación sistemática del derecho al retorno de la mayoría de los Palestinos a sus hogares, derecho reconocido internacionalmente. Desde el establecimiento del Estado de Israel, miles de antiguas fuentes, cisternas, pozos, waris y lechos de ríos han sido confiscados ilegalmente a la población palestina.
Israel también ha modificado el carácter hidrológico de la tierra que ha ocupado, por ejemplo, mediante el drenaje de Buheirat el Huleh (el valle de Hula) por el Fondo Nacional Judío (JNF) en los años 1950s, y la desviación de las aguas del río Jordán más bajo, contribuyendo así a la reducción dramática del Mar Muerto. Este mes justamente, Israel destruyó el poblado beduino de Al Araquib en el desierto del Negev por la 36ª vez, para permitir que el FNJ plantara un bosque y según la expresión consagrada “hiciera florecer el desierto”.
Lanzamos esta declaración y apelamos a los ciudadanos globales de consciencia a tomar acciones para los Derechos al Agua de los Palestinos, al mismo tiempo que los miembros del movimiento global para los Derechos al Agua se están organizando para resistir a la privatización de nuestro patrimonio de agua común. Lanzamos esta declaración aquí en Marsella, Francia, hogar del Consejo Mundial del Agua, el think tank privado y grupo de lobbying fundado por las corporaciones transnacionales y el Banco Mundial. Como el Consejo Mundial del Agua lanza el 6 Foro Mundial del Agua para promover la privatización del agua y de los servicios sanitarios, denunciamos el hecho que las empresas miembros de este Consejo se aprovechan de la privatización del agua y de los servicios sanitarios globalmente –en particular denunciamos a la multinacional francesa Veolia por proveer servicios de tratamiento del agua a la colonia israelí ilegal de Modin Illit que coloniza tierra palestina, por tirar ilegalmente residuos israelíes en el Valle del Jordán ocupado y por sacar provecho de los servicios de transporte del Apartheid que conectan las colonias ilegales mientras niegan estos servicios a los Palestinos. Nuestras luchas están estrechamente ligadas. Al resistir a que el Estado y las multinacionales se aprovechen de las violaciones de Derechos Humanos en Palestina, resistimos contra la discriminación del acceso al agua y promovemos una justicia global para el agua.
De Cochabamba, Bolivia, a Palestina, afirmamos la necesidad de una resistencia popular para poner los Estados y corporaciones frente a su responsabilidad referente a los Derechos Humanos. Hoy, mientras los Palestinos arriesgan lo que les queda de tierra y sus hogares, y el hilo de agua al que actualmente acceden, para pedir que se les reconozca como seres humanos con Derechos Humanos, sabemos que debemos tomar acciones concretas para apoyar el movimiento creciente que pide el final de la impunidad israelí en cuanto a violaciones de los Derechos Humanos se refiere, incluido el derecho al agua y a sistemas sanitarios.
Dado el fracaso vil de los gobiernos del mundo para pedir cuentas a Israel por sus violaciones persistentes del derecho internacional, incluido el derecho al agua, los Palestinos han apelado a las personas de conciencia del mundo a implementar medidas de boicot, desinversión y sanciones (BDS) contra Israel, inspirándose en la lucha no violenta que consiguió poner fin al Apartheid en Sudáfrica. Los pilares del movimiento se basan en el derecho internacional y en los derechos inalienables del pueblo palestino, con el objetivo de conseguir libertad, justicia e igualdad para todos, cuales sean su raza o religión.
Como ciudadanos globales en un mundo cada vez más interconectado, es imperativo que tomemos acciones en nuestras comunidades para proteger los Derechos Humanos de nuestros hermanos y hermanas a nivel global.
Con el objetivo de pedir cuentas a Israel para que los derechos de los Palestinos al agua les sean restituidos y que consigan su autodeterminación con todos los derechos que ello implica, nosotros activistas para la justicia del agua, declaramos nuestro apoyo al movimiento BDS liderado por Palestina. En particular, nos comprometemos a:
1. Oponernos a la expansión corporativa de la compañía de agua nacional israelí Mekorot en los mercados internacionales, pues Mekorot es unos de los instrumentos clave para la negación de los derechos del agua de los Palestinos.
2. Boicotear los productos agrícolas, hacer campañas para excluir las compañías agrícolas israelíes (p. ej. Mehadrin) del acceso a los mercados exteriores y exponer su papel en la confiscación de tierra palestina y de recursos hídricos.
3. Apoyar la campaña Stop the JNF (Parar al FNJ) e informar a otros sobre la “limpieza verde” de los crímenes israelíes por parte de FNJ.
4. Boicotear y desinvertir de Veolia, la mayor privatizadora de suministro de agua mundial y la que se aprovecha más del Apartheid israelí.
5. Apelar a sanciones gubernamentales contre Israel, en particular, el final de los acuerdos de cooperación ligados al agua.
[1] EWASH Advocacy Task Force, “Demolition & destruction of water, sanitation & hygiene (WASH) infrastructure in the Occupied Palestinian Territory (OPT),” Fact Sheet 11, Diciembre 2011.
[2] Según el Banco Mundial, después de las pérdidas de la red, el consumo medio neto a nivel de los hogares es de 50 litros (13.2 galones) por persona por día. Esto es apenas 50% del mínimo diario recomendado por la Organización Mundial de la Salud de 100 litros. –Banco Mundial (2009), “Assessment of Restrictions on Palestinian Water Sector Development,” p. 17.
[3] El consumo domestico de agua israelí es de 300 litros por persona por día, incluidos el agua fresca u el agua de mar desalinizada..
[4]“Amongst the well drilling projects not approved by the JWC [Joint Water Committee] or still pending JWC or CA [Civil Administration] approval, were 82 well drilling projects which were presented by the PWA as part of the agreed quantum under Article 40.” Banco Mundial (2009), p. 49.
[5] De Clemens Messerschmid (2011), “The Last Sip: Water crisis in Palestine [Arabic publication],” p. 6.
[6] Autoridad del Agua Israelí (Abril, 2009), “The Issue of Water between Israel and the Palestinians,” (p. 15).
[7]“Report of the United Nations Fact Finding Mission on the Gaza Conflict,” para. 1023, UN Doc. A/HRC/12/48 (15 de septiembre de 2009).
[8] La Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (Agosto 2010) Between the Fence and a Hard Place: The humanitarian impact of Israeli-imposed restrictions on access to land and sea in the Gaza Strip.
[9] B’tselem (2009), “Foul Play: Neglect of Wastewater Treatment in the West Bank”.