Sobre el apartheid israelí

Robin Kelley es profesor de historia de Estados Unidos en la UCLA, y durante los últimos 25 años, centró su trabajo en los movimientos sociales, la diáspora africana y el cambio radical. En 2009 fue invitado a unirse a la junta directiva de la Campaña de EE.UU. para el Boicot Académico y Cultural a Israel como miembro del consejo de USACBI.

Fuente: Stopthewall.org

Kelley integró una delegación que visitó Palestina en los últimos meses y pudo vivir en primera persona el régimen de apartheid que Israel impone a los palestinos.

Durante sus días en Palestina, Robin Kelley fue testigo de un nivel de violencia racista que lo lleva a afirmar que “El nivel de violencia racista hacia los pobladores es sorprendente”…”era testigos día a día de la opresión, los actos de despojo, la expansión de los asentamientos de los colonos en las colinas que dominan e intimidan a los pueblos palestinos. No era sólo eso. Esa fue una parte muy, muy importante del viaje, porque lo que hizo en cierto modo es hacer tangible el tipo de opresión, la naturaleza de la desposesión, que leemos y la conocía”. Pero también según sus declaraciones fueron igualmente importantes las conversaciones con los miembros activos de la sociedad civil palestina, con activistas que se están organizando contra el muro, las conversaciones con estudiosos de Haifa, Birzeit y los intelectuales independientes que han ayudado a comprender mejor por qué el boicot es central.

Por otra parte afirmó que “El liderazgo viene del pueblo palestino. Así que estamos apoyando este movimiento y reconociendo que lo que está sucediendo no es excepcional, sino parte de un proceso global más grande en los últimos tiempos del colonialismo y el neoliberalismo, y que lo que sucede en Palestina va a tener un impacto en el resto del mundo”.

Otro aspecto que lo impactó es que hay generaciones enteras de jóvenes y personas mayores que no aceptan la ocupación. “No van a aceptar la normalización de la ocupación israelí de Cisjordania o la limpieza étnica que tiene lugar. Ellos no sólo apuntan a la creación y documentación de una especie de memoria colectiva de la historia palestina, la lucha palestina, como impactó la Nakba en esa comunidad, pero también creo que prefigura lo que podría ser una nueva sociedad, lo que podría ser una sociedad post-sionista”… “Lo que podría ser una nueva visión para un tipo diferente de sociedad, una nueva generación de personas que no están aceptando un estado de segunda clase o ciudadanía de segunda clase, [diciendo] qué queremos de la nación, y si quisiéremos ser parte de ella, así que estamos contentos con eso. Para mí, eso es lo más emocionante de lo que veo en los campos de refugiados, lo que veo en términos de la labor cultural que se realiza. Esta es la tercera intifada, ante nuestros ojos”.

 

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