Hace tres años, Israel inició la mayor operación militar de la última década en la Franja de Gaza. El objetivo oficial de la maniobra llamada ‘Plomo Fundido’ era destruir varias instalaciones estratégicas de la organización Hamás, pero los cohetes lanzados desde el Israel cayeron en su mayoría en las casas de civiles palestinos. ¿Cómo recuerdan aquellos trágicos momentos?
Fuente: RT en Español – Noticias internacionales
Uno de los afectados es Salah Talala Al Samouni, quien recuerda muy bien aquel día. Le costó la vida a toda su familia y después de tres años todavía no le hacen justicia.
“Fue temprano en la mañana, estaban bombardeando y el departamento de arriba estaba en llamas”, relata. “Yo salí con las manos en alto. Los soldados me dijeron que me quitara la camisa y los pantalones. Hice lo que ellos me pidieron, pero aun así dispararon.”
“Apenas pude mirar hacia atrás y vi como mi madre había volado en pedazos. La identifiqué por algunos restos de su cuerpo, como sus orejas. Mi hija de 2 años, mi padre, mi primo… toda mi familia fue asesinada en ese momento.”
Israel empezó a bombardear la Franja de Gaza en diciembre del 2008. La operación ‘Plomo Fundido’ hizo caer miles de proyectiles israelíes sobre puertos, sedes ministeriales y muchos hogares palestinos. Centenares de cohetes fueron lanzados en respuesta desde la Franja de Gaza al sur de Israel y mataron a tres civiles.
Pero el precio pagado por la población palestina fue mucho más alto: en los bombardeos israelíes y los combates que siguieron por tres semanas fallecieron cerca de mil quinientas personas y de ese total, cuatro de cada cinco eran civiles. Ahora sus familiares llevan adelante otra lucha: obtener compensaciones económicas.
El Centro Palestino para los Derechos Humanos tiene más de 200 demandas. Pero la burocracia, los papeleos y las muchas lagunas legislativas hacen que las peticiones no sean respondidas por las autoridades israelíes.
La abogada Fatmeh El´Ajou explica que según la ley israelí, el Estado queda exento de cualquier responsabilidad por sus actos de guerra, como habitualmente se consideran todas las operaciones militares.
Pero las excepciones existen. Para Saleh Abu Hajaj, el conflicto entre Israel y la Franja de Gaza es sinónimo de masacre familiar y a él lo indemnizaron.
“Yo no pude entrar a mi casa por 16 días porque los soldados israelíes lanzaban proyectiles todo el tiempo”, recuerda. “Tan pronto como ellos se fueron, entré y ahí en las paredes los soldados habían escrito que yo encontraría los cuerpos a sólo 50 metros de distancia. Encontré el cuerpo de mi madre enterrado en la arena y el cuerpo de mi hermana Majda cubierto con ladrillos.”
Tras el proceso jurídico las autoridades israelíes tomaron la responsabilidad de este caso e indemnizaron a Salej con 150 mil dólares. Pero esta victoria tuvo un sabor amargo.
El caso de Salej puede servir de ejemplo para otras víctimas del conflicto de la Franja de Gaza, aunque sus esperanzas se agotan con cada nuevo aniversario. La parte israelí afirma estar investigando sus casos. Pero mientras las muertes y combates quedan en el pasado, todavía ningún soldado israelí ha sido sentenciado por los crímenes de esta violenta operación.