Posted by Daniel in La sociedad en Israel
Según una vieja expresión que cataloga el carácter judío, no hay pruebas serias para afirmar que los judíos asesinaron a Cristo, pero con seguridad lo martirizaron y acosaron lentamente a lo largo del tiempo. En nuestros días, da la impresión que la tan vanagloriada justicia judía de Israel está empeñada en convertir este proverbio en un precepto básico de doctrina y jurisprudencia de sus decisiones en casos relacionados con los derechos de los palestinos en Cisjordania.
El comienzo del nuevo siglo XXI coincidió con la irrupción de la gran acometida de colonos judíos en pos de la apropiación y usurpación por la fuerza de tierras palestinas erigiendo lo que se conoce como asentamientos ilegales en Cisjordania. Mirando a otro lado o con la tácita aprobación, los más altos niveles gubernamentales, incluyendo ministros, mostraron su anuencia mientras que estas hordas se incautaban de tierras públicas y privadas con apoyo material y presupuestario de instituciones estatales de Israel y bajo la protección de su ejército.
Todo está delincuencia perfectamente estructurada quedó al descubierto en el informe de un fiscal de estado retirado, Talia Sazón, quien bajo encargo del Primer Ministro Ariel Sharon presentó en el año 2005 un detallado informe que sacaba a la luz todos los trucos y artimañas destinados a esconder un descomunal delito que teniendo en cuenta sus más importantes componentes, casi se podría catalogar como “oficialmente organizado”.
Haciendo gala de un aparente Estado de Derecho, el gobierno liderado por Ariel Sharon dio orden de implementar las recomendaciones de dicho informe: “Israel se comprometió con la “Hoja de Ruta” del Presidente Norteamericano J. Bush. En la primera etapa de este plan se fijó que Israel debe desmantelar los asentamientos ilegales que se erigieron desde Marzo 2001. El Gobierno de Israel cumplirá éste su compromiso” (Comunicado del Gobierno de Israel, 13-3-2005). Se afirmó “haciendo gala” con razón. El pasar del tiempo demuestra que esta declaración no fue más que una expresión de la boca para afuera sin ninguna intención seria de cumplirla. La mayoría de estos asentamientos ilegales no sólo no fueron desmantelados, sino que hasta hoy florecen y se multiplican con ayuda gubernamental y protección del ejército.
El hecho de que un gobierno mienta y confunda no es una novedad, no en Israel y no en la mayoría de los países del mundo. La situación se complica mucho más cuando la justicia, la tan afamada justicia judía de Israel, se ve embarrada cuando trata de escabullirse de verificar aplicación de sentencias que dictamina en el caso de los usurpadores judíos de tierras palestinas.
Los casos de Guivat Asaf y Migrón son un claro ejemplo de lo que se puede identificar como un serio desvío en el comportamiento de la Corte Suprema de Justicia de Israel. En los años 2006 y 2007, el grupo judío Paz Ahora y propietarios palestinos de las tierras usurpadas presentaron un recurso de amparo ante el alto tribunal demandando el desmantelamiento de estos asentamientos ilegítimos y la restauración de la propiedad a sus auténticos propietarios. Los jueces reconocieron la razón de la demanda y el gobierno se comprometió a desalojar y desmantelar estas colonias nacidas del despojo.
En ese momento saltaron a la vista dos preocupantes síntomas del desmoronamiento institucional del Estado de Israel. En el primer síntoma, el gobierno demostró toda su desnudez e impotencia para imponer la ley ante estos colonos judíos saqueadores de tierras. Cuánta vergüenza debe sentir el pueblo judío al ver un alto ministro figurativamente arrodillarse delante del alto tribunal de justicia y rogar una y otra vez por una nueva prórroga para poner en práctica su fallo, dando su dudosa palabra de que se hará justicia en corto plazo. Con estas promesas ya trascurrieron cinco años y es probable que sólo seamos testigos del prólogo de esta larga historia. El último capítulo de la vergonzosa farsa se trasmitió esta semana. Véase: “El Tribunal Superior de Justicia de Israel autorizó: una nueva postergación del desmantelamiento de la colonia ilegal Guivat Asaf (YNET, 28-11-2011)
El segundo síntoma tiene un significado mucho peor. Pareciera que las amenazas del último tiempo de proyectos de leyes despóticas de parlamentarios pertenecientes a la bancada del partido de Netanyhau tiene su efecto sobre los jueces (véase “Las amistades peligrosas del judaísmo moderno http://daniel.kupervaser.com/blog/?p=606 ). En su afán de no exasperar los sentimientos de los colonos judíos usurpadores de tierras palestinas y también mantener una imaginaria paz interior, da la impresión que la justicia israelí está creando una nueva figura jurídica en el momento de dictaminar o verificar el cumplimiento de una pena a un delincuente convicto.
Así como existe la cadena perpetua para culpables de horrendos crímenes, colonos judíos que se apropian ilegalmente de tierras palestinas podrán recibir “impunidad perpetua”, desde el momento que fueron encontrados culpables en la sentencia del juicio (usurpación de tierras), los jueces les fijaron la pena (desmantelamiento y restauración de propiedad a sus legítimos propietarios), pero el cumplimiento de la pena se posterga indefinidamente. Si el expropiador es judío, se otorga tiempo ilimitado para “arreglar” la situación.
El judaísmo siempre luchó en contra de todo tipo de impunidad. Es hora que demande la abolición de la “impunidad perpetua”, salvo que la considere su derecho natural y exclusivo.
Ojalá me equivoque.
Daniel Kupervaser
Herzlya – Israel 29-11-2011