• El ingreso como miembro pleno del Estado palestino a la Unesco, aprobado en la XXXVI Conferencia General, constituye un paso determinante en su lucha por lograr el reconocimiento en la comunidad internacional.
Fuente: Amilcar Morales Garcia, Agencia Prensa Latina
Con el voto favorable de 107, de los 173 miembros presentes en la sala, se rectificó lo que muchos oradores calificaron como una injusticia histórica.
“Este voto eliminará una pequeña parte de la injusticia de la que es víctima el pueblo palestino”, dijo ante el pleno el ministro de Relaciones Exteriores de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Riyad al Malki.
Aunque ya existía alguna cooperación entre la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura y la ANP, desde ahora el país tendrá acceso a todos los programas de esta institución.
De particular importancia es la posibilidad de solicitar la declaración de numerosos lugares como Patrimonio de la Humanidad para preservar su riqueza cultural, y también ponerlos a salvo de las agresiones y la piratería israelí.
Como dijo la ministra de Turismo de la ANP, Julud Daibes, a partir de este momento se contará con instrumentos para denunciar la destrucción de sitios históricos y evitar la transferencia ilegal de objetos arqueológicos.
Jerusalén Este, la ciudad antigua de Belén con su iglesia de la Natividad y el museo de Riwaya, así como el sitio de Tell Balata en Naplusa y el parque arqueológico de Qasr Hisham, podrán ser preservados y exhibidos al turismo.
Por otra parte, la Unesco es un foro donde alrededor del ideal de una cultura de paz, cooperación y desarrollo, convergen numerosos países y organizaciones internacionales, lo que abre posibilidades en materia de intercambio y enriquecimiento común.
La adhesión de Palestina a la Unesco representa un antecedente muy positivo si, como se espera, se produce en la Asamblea General de la ONU un debate sobre el reconocimiento pleno de este Estado Árabe.
Eso explica la reacción de Washington, cuyas amenazas de represalias se consumaron apenas se conoció el ingreso palestino como miembro número 195 de la entidad.
Un somero vistazo a la cosecha de votos negativos es revelador de la escasa influencia real que logró ejercer la Casa Blanca con sus presiones.
Aparte de su propio voto y el de Israel, sólo pudo sumar una docena más de países a su alrededor, entre ellos sus más estrechos aliados y un pequeño grupo de estados con economías frágiles, como Palau, Islas Salomón, Samoa y Vanuato.
Tras su fracaso, solo minutos después de la votación la delegación norteamericana anunció la suspensión de los pagos a la entidad para el mes de noviembre, equivalentes a 60 millones de dólares.
Estados Unidos aporta el 22% del presupuesto de la Unesco y no es la primera vez que emplea su posición de principal financista contra la organización.
Ya en 1984 el país se retiró de ese foro, disgustado por otras votaciones contrarias a sus intereses y, sin embargo, éste subsistió y aun se fortaleció.
Sin duda habrá presiones presupuestarias como consecuencia de la decisión estadounidense, pero por encima de todo se preservará la universalidad e independencia de la Unesco como un instrumento para la paz y el diálogo.
Es en esta dimensión donde se ubica el histórico triunfo de Palestina y todos los pueblos que le apoyaron en este paso trascendental en su camino hacia su inserción en la comunidad internacional.